Construyendo un puzzle de fragmentos y de gŽneros

 

ÉÀQuŽ tema tratar?

 

Siguiendo la tradici—n historicista, he tratado de hacer cajones sobre tem‡ticas que os puede interesar tratar y explorar y los he llenado parcialmente de recursos (textos acadŽmicos, textos literarios, noticias, videos, etc.) que podŽis completar segœn decid‡is. Como cualquier clasificaci—n o etiqueta, la m’a tiene un componente de arbitrariedad considerable y puede (deber’a) ser reordenada por cada uno de vosotrxs de acuerdo a vuestros intereses y, sobre todo, con los conocimientos que ya tenŽis. Muchos de los recursos que os sugiero son intercambiables entre cajones y/o pueden estar en m‡s de uno a la vez. Los cajones pueden ampliarse, fusionarse re-etiquetarse y eliminarse. Los estudios de gŽnero, como la propia idea del gŽnero o de la creaci—n art’stica, tienen l’mites difusos.

 

Os invito a que les echŽis un vistazo general y que os decantŽis por el caj—n y/o los recursos de varios cajones que m‡s os llamen la atenci—n para trabajar en la micro-ponencia y crear una historia para presentar a vuestrxs compa–erxs. PodŽis mezclar las piezas y a–adir nuevas a partir de vuestras pesquisas u obviar aquellas que os incomoden. ÀConocŽis la obra de Jacques Perec, ÒLa vida, instrucciones de usoÓ? Para aquellxs que no hay‡is tenido la oportunidad de leerla, se trata de una novela donde, a travŽs de distintos cap’tulos, el escritor y matem‡tico francŽs relata fragmentos y espacios de la vida de los inquilinos de un bloque de pisos de Par’s. Los textos, aparentemente inconexos, van deviniendo piezas de un puzle que termina conformando un bordado –lleno de cabos sueltos– del microcosmos de ese bloque de pisos. Las micro-ponencias pueden constituirse con esta perspectiva: tomando piezas y recursos de distintos cajones para conformar un relato concreto, ya sea desde la observaci—n voyeur de una tem‡tica o desde la vivencia personal; ya sea actuando como acadŽmicos (conferencia) o como actores (performance, video, etc.). ÀQuiŽn sabe? Puede que el conjunto de nuestras microponencias, al final, construyan una suerte de Frankenstein –un Frankestein Queer–. Os dejo con el pre‡mbulo de la obra de Perec [0].

 

Notas: Aunque he intentado buscar una versi—n en catal‡n o castellano de todos los recursos o encontrar una contrapartida tem‡tica en la lengua de Cervantes y Rossy de Palma, algunos de ellos solo est‡n disponibles en inglŽs. Si necesit‡is ayuda para leer alguno de ellos, no dudŽis en ped’rmelo.

 

 

La caja de los gŽneros

 

Si nos interesa hablar de los gŽnerosÉ

 

Podemos empezar con la TEDTalk del comediante Sam Killermann, Understanding the complexities of Gender [1]. Si bien ya habŽis tratado la Teor’a Queer en la secci—n de Psicolog’a del Arte, os invito a que retomŽis a Judith Butler una vez m‡s en su obra El gŽnero en disputa [2], su texto m‡s conocido. Un buen complemento a Žste es el de Halberstam Female Masculinity [3], donde se problematiza con la propia idea de lo que es masculino y la construcci—n del gŽnero a partir de una lectura de iconos cinematogr‡ficos y preguntas como ÒÀEs James Bond realmente ÔmasculinoÕ?Ó. Una cr’tica sobre la propia construcci—n o etiquetado de lo queer (o lo que significa Òser queerÓ) la podemos encontrar en el v’deo de Shon Faye What Does it Mean to be Queer? [4]. ÀEs enfatizar lo queer una manera de replantear la realidad social, la desigualdad y los privilegios? Faye concluye que lo queer es, parad—jicamente, reemplazar etiquetas por preguntas. ÒI don't know the answer, but why are you asking the questionÓ. Veamos tambiŽn algo de lxs artistas Eva & Adele, proclamadas representante del living art [5].

 

En este contexto de preguntas y de cuestionamiento de identidadesÉ Àc—mo se vive la etiqueta de lo trans? Un art’culo an—nimo en la revista Pikara, Los hombres trans nacemos hombres trans, no mujeres cis, puede abrirnos un terreno de discusi—n [6].

 

 

La caja de los feminismos

 

Si nos interesa hablar de feminismoÉ

 

Los conceptos culturales de gŽnero y feminismo son simbi—ticos y dif’cilmente pueden entenderse de forma independiente, por lo que resulta un ‡mbito de indagaci—n francamente amplio. El texto We should all be feminists de Chimamanda Ngozi Adichie [7] se ha empezado a entregar en Suecia a todos lxs estudiantes de 16 a–os como pieza para propiciar debate social sobre la igualdad de gŽneros. El texto, basado en una TEDtalk [8] relata la experiencia personal de Adichie, activista feminista, en el contexto de su Nigeria natal y plantea dudas no solo sobre lo que ÒesÓ el feminismo, sino tambiŽn su relaci—n con el gŽnero y la raza. El posicionamiento y el lenguaje de Adichie parecen distar bastante del de Butler o Halberstam, y quiz‡s por ello la hace m‡s ÒaceptableÓ para el pœblico. La historia del feminismo est‡ resumida en el mini-art’culo de Gamba, Feminismo: historia y corrientes [9], aunque podemos ampliarlo de una manera mucho m‡s cr’tica y significativa con el de Offen, Defining feminism: A comparative historical approach [10].

 

Pero, Àc—mo se concibe el feminismo hoy en d’a? En un art’culo de Huffington Post, Betty Friedan to BeyoncŽ: TodayÕs generation embraces feminism on its own terms [11], lxs autorxs exploran la idea de que los ’dolos del feminismo actual se identifican con el empoderamiento y las libertades personales por encima de la idea de grupo –el yo postmoderno–. Figuras como Jennifer Lawrence o la propia BeyoncŽ se reconocen pœblicamente como feministas [12]. Halberstam postula, no obstante, que el feminismo tiene su futuro no tanto en BeyoncŽ como en Lady Gaga, por lo camale—nico, indefinido y ÒegocŽntricoÓ del personaje. Acu–a el tŽrmino de ÒFeminismo GagaÓ para lo que viene, m‡s relacionado con lo queer, con Yoko Ono o Grace Jones [13].

 

El mismo tŽrmino de ÒfeminismoÓ levanta todav’a ampollas y crea mœltiples discusiones, especialmente en internet. Sobre el ÒhembrismoÓ habla la periodista y divulgadora Irantzu Varela, utilizando un lenguaje contundente que tiene como consecuencia una cantidad considerable de dislikes y comentarios analizables en Youtube [14]. En Youtube se desata tambiŽn la polŽmica de la mano de Lauren Southern y su argumentario ÒPorquŽ no soy feministaÓ [15], contestado por Jenna Christian en un texto argumentado que resulta una genial fuente de referencias genial [1617]. ÀY como se relaciona esto con el fen—meno de la neo-masculinidad de The Return of Kings [18].

 

Para dar un salto, de nuevo, a la creaci—n art’stica y el artivismo, el texto Occupy Sex de Paul (Beatriz) Preciado, nos introduce a las acciones de Femen, Pussy Riot y el Pornoterrorismo como una acci—n directa contra el establishment [19].

 

 

La caja de lxs artistas

 

Si nos interesa centrarnos en la figura de lxs artistasÉ

 

En el a–o 1953, las Guerrilla Girls preguntaban ÒÀTienen que estar desnudas las mujeres para entrar en el Metropolitan museum?Ó [20]. La figura femenina en el mundo del arte y de sus exposiciones ha sido desde siempre un campo de batalla y, por tanto, existe una gran cantidad de literatura al respecto. Os propongo algunos sub-temas:

           

Mujeres e historia del arte: En los œltimos a–os, mœltiples iniciativas reivindicativas de base como Las sin sombrero [21] o ÀQuiŽn co–o es? [22] han tratado de hacer visibles a mujeres ocultas por la maquinaria de la historia. Pero para tener una visi—n cr’tica de conjunto y anterior al siglo XX, vale la pena releer a Mayayo en su En busca de la mujer artista [23]. Podemos continuar con la misma autora, que con su Visiones de diferencia [24] nos hablar‡ del siglo XX per se y reconectar‡ con el cuestionamiento de la identidad (gŽnero) y con las pr‡cticas art’sticas que lo performativizan. Una visi—n complementaria a la de Mayayo es la de Chadwick, que explora los mismos tŽrminos incorporando nuevas referencias [2526].

 

Reapropiaci—n como cr’tica y/o empoderamiento: La re-apropiaci—n de artefactos culturales es una metodolog’a para visualizar situaciones de desigualdad y el discurso oculto de las obras de arte. Una de las artistas que quiz‡s lo haya tratado m‡s es Sherry Levine [27]. En los textos de Isaak se exploran, como ejemplo, los conceptos de apropiaci—n de la fotograf’a/retrato [28] y la cartograf’a [29] a partir de la obra de otras artistas.

 

Mujeres, museos y galer’as: QuŽ porcentaje de mujeres hay en los museos de Espa–a? Una r‡pida lectura del mini-reportaje Las mujeres no pintan nada en la foto de la cœpula del arte espa–ol [30] nos certificar‡ una sospecha, que podemos completar con la lectura de Fern‡ndez L—pez, En feminismo en los discursos expositivos y relatos museogr‡ficos en Espa–a desde los a–os noventa [31]. ÀComo podemos re-imaginar un museo desde un punto de vista no patriarcal? Griselda Pollock propone la creaci—n del Museo Virtual Feminista [32].

 

 

La caja de caudales

 

Si nos interesa el plano de las eco-nom’as y la sostenibilidadÉ

 

Podemos optar por hablar del concepto del contacto entre la econom’a feminista y la econom’a ecologista, ambas preocupadas por la sostenibilidad –econ—mica social y econ—mica ambiental– y opuestas al capitalismo actual de la mano de Cristina Carrasco [33] y Yayo Herrero [34] o Alicia Puleo [35]. Luc’a Loren es un ejemplo t‡cito de un arte desde el punto de vista ecosostenible [3637]; Elena Salcedo, con su libro Moda Žtica para un futuro sostenible, plantea una visi—n desde el producto de uso [38].

 

Vinculado a la decadencia del modelo econ—mico actual surge la figura del ÒprecariadoÓ, vinculado habitualmente con la femineidad y, como comprobamos, con el oficio art’stico. En este ‡mbito es muy destacable la aportaci—n de Precarias a la Deriva [39] y, en su misma publicaci—n, el texto de Maria Ruido [40]. Las llamadas econom’as del sexo refieren tanto a la prostituci—n como oficio –y los complejos debates que suscita en el feminismo, tratados por Montero y Zabala [41]– como a la visi—n de la mujer como propiedad a lo largo de la historia –tratada por Rubin [42]–.

 

 

La caja de los artefactos culturales

 

Si nos interesa centrarnos en un tipo de estudio centrado en los artefactos culturalesÉ

 

Ya hemos conocido relecturas de pel’culas como The Rocky Horror Picture Show, pero os invito a que sig‡is explorando el cine como fuente de discurso con obras como Las aventuras de Priscilla, reina del desierto (continuando con monstruo queer en forma de roadmovie [43]) o la reciente Zoopolis de Disney (donde se tratan las cuestiones de diversidad de raza, sexo, gŽnero, etc. Ved la entrada de Man vs. Pink al respecto [44]). Es recomendable tambiŽn Pride [45], comedia-drama ambientada en el Reino Unido de los 80 y en donde un colectivo gay decide dar apoyo a un colectivo de mineros. ÀY quŽ hay de lo fluido en el gŽnero de Jack Sparrow en piratas del Caribe? Si recuperamos el psicoan‡lisis de la secci—n anterior de la asignatura podemos pararnos en las teor’as de Laura Mulvey, pionera de la cr’tica feminista en el cine, en su Placer visual y cine narrativo [46]. Aunque las referencias cinematogr‡ficas que trata son a–ejas, sus apreciaciones son todav’a v‡lidas en el cine de Hollywood actual.

 

El campo de la mœsica tiene tambiŽn mucho que aportarÉ Vi–uela plantea una lectura de M—nica Naranjo como artista ambigua entre lo Òinapropiado e inapropiableÓ, un personaje que se adapta a unos c‡nones estŽticos pero que, en opini—n del autor, desaf’a al orden establecido [47]. En este sentido, y retomando la tem‡tica de la caja de feminismos, podemos tambiŽn hacer una lectura en clave de gŽnero de Miley Cyrus, de Boy George, o de Conchita Wurst. Un vistazo al videoclip y letras de Nicky Minaj [48] y Robin Thicke [49] pueden llevarnos a obras como la de Jens Pecho [50], donde recoge y remonta letras de canciones con alusiones despectivas a la homosexualidad en un puzle que no entiende de gŽneros (musicales). June Fern‡ndez [51] y Magda Pi–eyro [52] hacen una relectura interesante sobre el reguet—n en dos art’culos con el mismo nombre, Si no puedo perrear no es mi revoluci—n. ÀComo se relaciona este contexto con el de la hipersexualizaci—n (tratado por Cobo [53]), con Kim Kardashian como icono [54] y con el movimiento Free the nipple [55]?

 

Bree Olson, ex-actriz de cine para adultos, relata ante la c‡mara las Òconsecuencias vitalesÓ de su profesi—n [56]. Es interesante oponerlo a los contenidos al canal de youtube Ask a Pornstar [57] o a la obra Omer Fast, Everything that rises must converge [58]. ÀComo se oponen estas im‡genes a las de los micromachismos? [5960].

 

El videoarte y la performance son un territorio de provocaci—n, de cuestionamiento directo o subliminal: del concepto de estereotipos de raza (Lilibeth Cuenca [61]) o de clase (Slim Kawasaki [62]), o de gusto (Las Bistecs [63]). Pippilotti Rist, por el contrario, parte de un punto de vista mucho m‡s hed—nico y plantea video-instalaciones destinadas a agudizar los sentidos. Vale la pena echar un vistazo a su largometraje Pepperminta [64]É Áfijaos en el uso de los colores!

 

Los videojuegos son un terreno de exploraci—n extremadamente fŽrtil y todav’a por explorar respecto a los estudios de gŽnero. Si bien la informaci—n que encontramos tendr‡ un car‡cter fuertemente informal (foros de internet, art’culos de opini—n), esto no tiene porquŽ echar atr‡s a la hora de plantear un trabajo. ÀC—mo es representada la mujer en los videojuegos? [65], ÀPorquŽ los hombres juegan con personajes femeninos en los juegos en l’nea? [6667] ÀQuŽ roles de gŽnero funcionan en estos? [68].

 

El manga y el animeÉ ÀRecord‡is la serie Ranma ½É ? ÀY otros personajes de series con roles de gŽnero indefinidos? Son parte de la l’nea de lo que se ha llamado Gender Benders [69], personajes que ÒcambianÓ permanentemente de gŽnero. Pero, Àlos hay expl’citamente transexuales? [70]. Por otro lado, Àc—mo se reapropian de los personajes los fans? [71] Como en el terreno del juego virtual, Žste es todav’a un territorio por explorar. En el campo de lo fandom, y ligado con el terreno de la modificaci—n corporal, encontramos el caso del Furry Fandom [72].

 

 

El caj—n de-sastre

 

Si nos interesa navegar hacia los extremosÉ

 

A pesar de la introducci—n de Preciado, podemos entrar tambiŽn al postporno a travŽs del detallado art’culo de Marr—n [73], e ampliarlo con el libro Devenir perra, de Itziar Ziga [74]. La concepci—n de la sexualidad como territorio de reivindicaci—n puede llevarse tanto al campo del poliamor (ejemplificado por The Ethical Slut [75]) como al extremo de la modificaci—n corporal relativa a los genitales y su fetichismo (muy sorprendente el cortometraje Monster Meat [76], ligado a la tesis de Gugliardo sobre la figura del ÒMacho HomoÓ [77]).

 

La modificaci—n corporal es el campo de trabajo de artistas como Orlan [78] o Stelarc [79], que adem‡s introduce la idea del cuerpo humano como objeto obsoleto. Es aqu’ donde entramos en el ÒnacimientoÓ de los primeros cyborgs, como Neil Harbisson [80]. Pitts hace un repaso por estos y otros referentes en su texto Cyberpunk, Biomedicine, and High-Tech Body [81].

 

 

Otras cajas

 

ÀQuŽ piezas habr‡ en estos que todav’a est‡n por etiquetarÉ?

 

 

 

 

 

Estudios de GŽnero

Grupo B1 – Curso 2015/16

Grado en Bellas Artes / Grado en Conservaci—n-Restauraci—n

Universidad de Barcelona

Joan Miquel Porquer

joanmiquelporquer@gmail.com

 

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